«Muchos piensan que Trajano murió en la lejana Partia durante sus campañas en Oriente, pero eso no es del todo cierto. No murió en Roma ni en su Hispania natal. Lo que sí es cierto es que falleció entre el 9 y el 10 de agosto del año 117, en el este del imperio, cuando ya se encontraba de regreso hacia Roma tras haber conquistado numerosas ciudades y reinos más allá del Éufrates. Trajano llevó a Roma a su mayor expansión territorial, pero no pudo vencer a un enemigo: la enfermedad. Su séquito llegó a la pequeña ciudad de Selinus, en el sur de la actual Turquía, y fue allí donde Marco Ulpio Trajano exhaló su último aliento. Después de escribir más de tres mil páginas sobre la vida de este gran emperador, y de dedicar casi siete años a su historia, no pude resistirme a la necesidad de visitar ese lugar donde Trajano contempló su último atardecer.»
¿Quién fue Trajano?
Trajano, nacido en el año 53 d.C., fue uno de los emperadores más destacados del Imperio romano, gobernando entre el 98 y el 117 d.C. Conocido por su capacidad militar y sus reformas políticas, Trajano expandió el imperio a su máxima extensión territorial. Originario de Hispania, fue el primer emperador no nacido en Italia, lo que marcó un hito en la historia del imperio, consolidando la diversidad dentro de Roma.
Durante su reinado, Trajano emprendió importantes campañas militares. Una de las más notables fue la conquista de Dacia, una región que hoy corresponde a parte de Rumanía. Esta victoria no solo aumentó las arcas del imperio gracias a las minas de oro de Dacia, sino que también reforzó la posición de Trajano como un líder militar formidable. La columna de Trajano en Roma, que aún se conserva, narra en detalladas esculturas su victoria en estas campañas.
Más allá de sus logros militares, Trajano también se destacó como un reformador y constructor. Impulsó una serie de obras públicas en Roma, como el Foro de Trajano, un impresionante complejo que incluía mercados, plazas y una basílica. Estas infraestructuras no solo embellecieron la ciudad, sino que también mejoraron la calidad de vida de sus habitantes. Además, promovió políticas que beneficiaron a las clases más bajas, consolidando su popularidad entre el pueblo.
El legado de Trajano perdura hasta nuestros días como uno de los «Cinco Buenos Emperadores», gracias a su enfoque equilibrado entre poder militar y buen gobierno. Bajo su liderazgo, Roma vivió una época de esplendor que sentó las bases para su estabilidad en los años posteriores, y su nombre sigue siendo sinónimo de grandeza y buen liderazgo en la historia romana.