Autor: Steve Alten
Género: Aventura Ficción literaria
Una desafortunada misión a la zona abisal del océano Pacífico libera a una Charcharodon Megalodon
Una misión fallida en la zona abisal del océano Pacífico desata la liberación de un Carcharodon Megalodon, el depredador más feroz que jamás haya existido, considerado extinto desde hace millones de años.
Este tiburón colosal, de más de 20 metros de largo y 20 toneladas de peso, comienza una devastadora cacería, devorando todo a su paso. Mientras tanto, los científicos responsables de la misión y el ejército inician una persecución: los primeros intentan capturarlo vivo, mientras los segundos buscan eliminar la amenaza antes de que sea demasiado tarde.
El megalodón (Otodus megalodon) fue un tiburón gigante que habitó los océanos del mundo hace aproximadamente entre 23 y 3,6 millones de años, durante el período Neógeno. Es considerado uno de los depredadores más grandes y poderosos que jamás hayan existido. El nombre «megalodón» significa «diente grande», en referencia a sus enormes dientes, algunos de los cuales alcanzan los 18 cm de largo.
El megalodón podía llegar a medir entre 15 y 18 metros de longitud, aunque algunas estimaciones sugieren que incluso podría haber alcanzado los 20 metros. Su tamaño lo convertía en un superdepredador marino, capaz de cazar ballenas, delfines y otros grandes animales marinos. La potencia de su mordida se estima en hasta 18 toneladas de fuerza, lo que lo habría permitido destrozar huesos y cazar con gran eficacia.
Aunque a menudo se le compara con el gran tiburón blanco, el megalodón era significativamente más grande y se cree que tenía una dieta más diversa. Se han encontrado dientes fósiles en varias partes del mundo, lo que sugiere que el megalodón habitaba aguas cálidas de todos los océanos.
El megalodón se extinguió hace aproximadamente 3,6 millones de años, posiblemente debido a cambios en el clima, la disminución de las temperaturas oceánicas y la competencia por el alimento con otros depredadores más pequeños, como las orcas. A medida que las temperaturas bajaron, las especies de presas del megalodón, como las ballenas, migraron a aguas más frías, donde el tiburón gigante no podía seguirlas.
Los fósiles de megalodón, especialmente sus dientes, siguen fascinando a los científicos y al público en general, alimentando teorías y especulaciones sobre este colosal depredador que dominó los mares durante millones de años.