Autor: Mark Wolynn
Género: Autoayuda Psicología
DEPRESIÓN. ANSIEDAD. DOLORES CRÓNICOS. FOBIAS. PENSAMIENTOS OBSESIVOS.
La evidencia científica confirma que los traumas pueden transmitirse de generación en generación.
Estudios confiables demuestran que muchos problemas crónicos o de largo plazo no necesariamente provienen de nuestras experiencias actuales o de desequilibrios químicos en el cerebro, sino de las vivencias de nuestros padres, abuelos o incluso bisabuelos.
En Este dolor no es mío, Mark Wolynn, fundador y director del Instituto de Constelaciones Familiares (FCI) y pionero en la investigación de traumas familiares heredados, ofrece un enfoque innovador. Su método permite abordar y resolver problemas crónicos que no han encontrado solución a través de la terapia convencional, los medicamentos o tratamientos tradicionales.
Los traumas familiares heredados, también conocidos como traumas intergeneracionales o transgeneracionales, se refieren a la transmisión de experiencias traumáticas de una generación a otra. Este fenómeno ocurre cuando los efectos del trauma sufrido por un ancestro no se resuelven adecuadamente, influyendo en el comportamiento, las emociones y las creencias de sus descendientes, incluso si estos no experimentaron directamente el evento traumático.
Los traumas pueden ser el resultado de experiencias intensas como guerras, abusos, pérdidas repentinas, pobreza extrema, desplazamientos forzados o violencia. Aunque quienes vivieron estos eventos pueden no siempre hablar de ellos abiertamente, las consecuencias emocionales y psicológicas se manifiestan en el núcleo familiar. Los descendientes pueden heredar patrones de comportamiento, creencias limitantes o una predisposición a ciertos trastornos emocionales o psicológicos, como la ansiedad, la depresión o el miedo crónico, a pesar de no haber experimentado directamente el trauma.
La transmisión del trauma intergeneracional puede ocurrir de varias maneras. En el ámbito psicológico, los padres que han experimentado un trauma no resuelto pueden tener dificultades para regular sus emociones, lo que impacta la forma en que crían a sus hijos, creando entornos familiares cargados de estrés, miedo o inestabilidad emocional. En el plano biológico, algunos estudios sugieren que el trauma puede incluso dejar huellas epigenéticas, es decir, cambios en la expresión genética que podrían influir en la manera en que las siguientes generaciones responden al estrés o al trauma.
La sanación de traumas familiares heredados requiere conciencia y trabajo emocional. A menudo, las personas que heredan estos traumas pueden no ser conscientes de su origen, pero la terapia, como la psicoterapia familiar o el trabajo terapéutico con enfoques como las constelaciones familiares, puede ayudar a identificar estos patrones y romper el ciclo, permitiendo que las nuevas generaciones vivan de una manera más equilibrada y libre del peso del trauma ancestral.